

MARZO 2012
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BRIL 3
En ese momento,
el Padre Leoncio de Villa Fátima me propone
realizar un proyecto: la renovación y ampliación de los talleres
de la escuela, le propusimos realizar un proyecto de amplia-
ción integral ya que la escuela era una escuela rancho. Leoncio,
entusiasmado, dijo “dale para adelante pero no tenemos cómo
pagarte el proyecto”. Al día siguiente nos juntamos en mi casa
y me informaron que si construía una maqueta dentro de doce
días, él viajaría a España a entrevistarse con una familia
amiga
de los MSC
. Fueron años de mucho trabajo y alegría, algunos de
esos dirigentes que conocí en los 80 y 90 mandaban a sus hijos a
la escuela de Fátima. Junto a ellos hemos armado grupos de tra-
bajo durante 9 años. Nada es comparable con la alegría interior
cuando vemos a una familia entrar a su hábitat luego de luchar
por una vivienda tantos años, o al primer día de clase cuando los
chicos de esas barriadas entran a su nueva aula con calefacción y
luego salen a un recreo en un patio lleno de colores.
Solo espero que la vida me siga poniendo oportunidades y desa-
fíos para ayudar a estos compañeros.