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MARZO 2012

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Integran el estudio Sebastián Adamo (35) y Marcelo Faiden (34)

l ámbito del proyecto

Existen dos ámbitos ampliamente generalizados desde

donde suele practicarse el proyecto.

El primero de ellos se concentra exclusivamente en el mundo

de las necesidades y los conflictos. Quien practica el proyecto

desde allí se entiende a sí mismo como un buen observador de

la realidad. En la mayoría de los casos, su tarea suele dividirse en

dos partes. La primera de ellas consiste en un profundo análisis de

la situación, un largo proceso que culmina en la obtención de un

diagnóstico que deja expuesto el problema a resolver. La segunda

parte consiste en concretar una propuesta arquitectónica que se

limite a responder con precisión a aquellos síntomas negativos

previamente detectados.

En el polo opuesto, se encuentran quienes practican el proyec-

to desde un ámbito exclusivamente disciplinar. En este caso el

proyecto se genera puertas adentro, in vitro, como parte de una

investigación celosamente custodiada. Las propuestas se formali-

zan mediante una gran variedad de estímulos internos organiza-

dos mediante sofisticados protocolos. Cada vez que un proyecto

concluye se rotula, cataloga y almacena.

Quienes operan desde allí, entienden sus propios encargos

como la única posibilidad de contrastar con el mundo alguno de

sus artefactos.

Frente a estos escenarios antagónicos (aunque perfectamente

establecidos y vigentes), nos encontramos con la necesidad de

construir un ámbito desde el cual desplegar una idea de proyecto

que nos permita disolver simultáneamente los pares opuestos

que estructuran las metodologías heredadas: análisis-acción y

disciplina-mundo.

En este sentido, nos sentimos más próximos a pensar que el pro-

yecto es la herramienta ideal para describir una situación que re-

clama una reorganización material específica. Amplificado de esta

forma, el ámbito en el cual se inscribe el proyecto construye su pro-

pia demanda y delimita al mismo tiempo sus alcances. Es activo y

reactivo. No es unidireccional porque su punto de partida exige, en

todos los casos, una acción crítica y propositiva simultánea.

Estudio

34 y 35 años

Adamo-Faiden

E

Izq. y Der.: Edificio Arribeños 3182