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SUB 35
Proyectos, Dirección
32 años
Miguel es asociado en el Estudio Altuna + Bullrich + Cecchi Arquitectos
omos un estudio mediano que creció haciendo casas, prin-
cipalmente para nuestros amigos y conocidos, y luego por
recomendaciones. Después de transitar una larga y ardua etapa
en este rubro pudimos ir ampliando nuestra actividad hacia obras
más grandes, generalmente vivienda multifamiliar. Nuestra ocu-
pación principal es el desarrollo de proyectos, y luego la dirección
de obra. La escala de nuestros trabajos es muy variada: propiedad
horizontal en terrenos de 8,66m, hoteles en el interior del país,
conjuntos de viviendas en la zona Norte del conurbano.
Las primeras experiencias con las casas nos marcaron mucho.
Sentimos mucho respeto por los clientes, sus requerimientos e
inquietudes. Trabajamos el proyecto a partir de la relación que se
va dando con ellos. Creemos que es muy importante que ambas
partes se sientan cómodas con lo que se está haciendo y que el
proyecto tiene que surgir de un proceso interactivo. Nos gusta
transmitir alguna idea a través de la obra, pero nunca sabemos a
priori cuál va a ser esa idea. En el proceso creativo vamos descu-
briendo temas, que luego tratamos de desarrollar.
Creo que mi generación salió de la facultad en un momento muy
especial. Cuando empezamos la carrera de arquitectura los estu-
dios no tenían trabajo, no se veían muchas obras en Buenos Aires,
no existía Puerto Madero ni Palermo Soho. Adentro de las aulas
en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, los talleres de diseño
enseñaban la arquitectura de los maestros; o la arquitectura del
momento que se publicaba en la revista europea
El Croquis
. Los
docentes trabajaban poco y si bien transmitían un interés muy
fuerte por la disciplina, parecía que todo estaba dentro de los
libros y nada en la calle.
A partir del 2003 la actividad se fue recomponiendo y para
cuando empezamos a recibirnos, trabajar de arquitecto ya no era
tan descabellado como pensábamos en la FADU. Todavía me sor-
prende ver que no nos agarró tan desprevenidos. Me gusta lo que
hacemos y me gusta en general lo que hacen mis colegas. Creo
que la formación universitaria que recibimos fue muy valiosa y
se verifica hoy en la realidad construida que empieza a apare-
cer. Aprecio cada vez más el valor del proyecto. Nos formamos
haciendo proyectos imaginarios, planos y maquetas que eran
nuestra realidad material dentro de la FADU. Ahora cuando veo
las obras construidas, nuestras, de mis amigos, o de mis profe-
sores, en general siempre les encuentro más virtudes de las que
veía en los planos.
No veo los trabajos de mi generación desligados de las obras
de los arquitectos mayores. Creo que la arquitectura en Buenos
Aires mantiene un estándar alto y una de las claves me parece el
equilibrio conceptual en el que se fundan los proyectos. No hay
muchas obras con ideas caprichosas, excesivamente formales, o
construcciones híper complejas como pasa en otros lugares del
mundo. Veo casi siempre una arquitectura basada en la sensatez
y el sentido común, y en muchos casos combinados con una gran
originalidad y belleza.
Miguel Altuna
S
Club House Arenas del Pilar