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fachadas como si fuesen viviendas, el impactante techo above-
dado imitación de cielo con iluminación difusa y efecto de lluvia.
Esta simulación (se podría hablar también de sustitución) de
la situación urbana a cielo abierto se repite en varios shopping,
quizá la más llamativa es la del Hotel Venetian que incluyen los
canales con los gondoleros. Por qué algunos eligen la copia por
sobre el original puede atribuirse a la sensación de seguridad y
el espacio controlado o a la mera degeneración del ser. En todo
caso lo que resalta nuevamente es la preferencia sobre un tipo de
experiencia que (aún en su falsedad) es eminentemente urbana,
vinculada a la ciudad tradicional parecida al
flaneur
perdiéndose
entre la gente, apreciando el color de las vitrinas y husmeando el
aroma de una
baguette
(o
muffin
) recién horneada.
Hay una contraposición que hace Venturi en la segunda parte
del libro donde oponen la arquitectura fea y ordinaria del “
urban
sprawl
” versus la heroica y original de las “mega-estructuras” que
asocian a los grandes conjuntos de edificios producto de la arqui-
tectura moderna y sus renombrados arquitectos. Sin embargo, en
su propuesta actual de Mega-resorts Las Vegas conjuga (¿lo peor?)
de ambos modelos: fea y original, de gran escala donde predomina
el simbolismo, firmada por reconocidos arquitectos y desarrollada
para el mercado de masas, con una imagen urbana ambigua que
genera un caos vital (ver tabla comparativa en el libro).
Del peatón, al auto, al tranvía
y de vuelta al peatón
Alguna vez el sistema de transporte de Las Vegas, en manos
privadas, fue consagrado como el peor del Norteamérica. La
mayoría de los residentes se desplazan con su propio vehículo,
y los turistas requieren del servicio de taxi, si es que no salieron
del aeropuerto con su convertible alquilado. Pero a este punto la
congestión es tal que castiga al automóvil, que se ve desplazado
del
Strip
hacia las calles paralelas. A su vez, el flujo de personas
que salen del hotel a la vía pública es de tal magnitud que va
tomando la calle. Las primeras medidas para acomodar los
desplazamientos fueron la construcción de puentes peatonales
sobre las avenidas que al tiempo llevo a la casi total separación
de ambos flujos peatonal y vehicular en la parte central del
Strip
. Uno podría caminar unos 4 kilómetros sin detenerse en un
semáforo y sin tener que pisar la calle. El truco para llegar tan
lejos es que el recorrido peatonal se direcciona de tal forma
que mediante escaleras mecánicas y cintas transportadoras, el
paseante atraviesa casi necesariamente el lobby de los casinos
o los pasillos de los shoppings. La transformación de Las Vegas,
por su densidad y multiplicidad (limitada) de usos, ha despla-
VIAJES ARQUITECTONICOS
Fotografías: Arq. Santiago Arias
“Even better than the real thing”. ( Arriba) El Forum Shops del
Ceasar Palace recrea la sensación urbana de caminar por
Roma con sus piazzas y fuentes. (Abajo) el Hotel Venetian,
reconstruye el romanticismo de celebrar una boda en un
puente sobre los canales de Venecia con los gondoleros
cantando y música de Vivaldi.
Comparando el
Mapa de Roma 1748
, de Giambattista Nolli (arr.),
en que se distinguía con blanco los espacios públicos (sumando
las iglesias y edificios cívicos), con el mapa de recorridos peatona-
les interiores y exteriores (ab.); tomado de
Learning in Las Vegas
,
de Chuck Atwood, David Schwartz, 2008), y si se le sumasen a este
último las calles y los espacios abiertos, estaríamos frente a una
lugar con una alta predominancia de espacios de acceso público.