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2 CONVERSACIONES SOBRE EL TEMA
necesariamente sean los de proyecto y dirección de obra?
Es sorprendente encontrar que los servicios que puede dar un arquitecto son muchos: algunos son propios de la profesión, pero otras actividades pueden no serlo. Por ejemplo, el arquitecto puede colaborar con las inmobiliarias en la búsqueda del terreno; en el caso de emprendimientos inmobiliarios, puede intercambiar ideas con el desarrollista o participar en las estrategias de comercialización. En síntesis, no debemos limitarnos al concepto de que los arquitec-tos ofrecemos exclusivamente proyecto y dirección de obra, sino ver qué otras capacidades puede tener un estudio que le sean útiles a su clientela.
Me sorprende encontrar que muchas veces los clientes tienen una expectativa mayor respecto de los servicios que un arquitecto puede ofrecerle. Estos servicios salen de los estándares que señala el CPAU en sus documentos doctrinarios (léase el MEPA) o de los que el mercado señala como tareas propias del arquitecto. En nuestra experiencia profesional, ha ocurrido de ofrecerle a empresas servicios profesionales más am-plios. A partir de esto se puede establecer una com-binación muy interesante: si bien hoy en día cuesta bastante tener una buena retribución por servicios de proyecto y dirección de obras, los honorarios pueden mejorar sustancialmente si se amplían los servicios. Visto desde el estricto punto de vista del mercado, lo cierto es que hoy se ofrecen servicios de proyecto y dirección de obra por valores muy diferentes. Lo que es muy diferente, en realidad, es la calidad del servicio. Hay arquitectos que han adquirido una habilidad muy especial para hacer casas con pocos planos. Estadísticamente, percibimos que de cada diez casas que se hacen en country clubes, sólo dos se construyen con documentaciones de obra completas. Este panorama torna incierto el valor del honorario. Pero además torna incierto el reconocimiento del arquitecto ante la sociedad.
Debemos mejorar muchísimo la calidad de los ser-vicios profesionales. Para ello hay que capacitar a la matrícula: los arquitectos debemos adquirir habilida-des diferenciales que hoy el mercado está pidiendo. Fíjese que en las empresas de desarrollos inmobilia-rios o en los bancos de inversión trabajan muchos arquitectos; ellos son los técnicos que saben llevar a buen puerto los proyectos. Entonces hay una suerte de miopía en el hecho de que sólo sabemos acerca de proyecto y dirección de obras. Hay que abrir horizontes y reconocer que los arquitectos hemos adquirido en nuestra formación de grado, habilida-des que no sabemos que teníamos y que podíamos sumar a nuestra oferta de servicios.
DRA: ¿Cómo se amplían los servicios profesionales de un estudio?
FH: Por ejemplo, nuestro estudio dedica parte de su tiempo libre o capacidad ociosa a invertirlo en desarrollo de proyectos inmobiliarios para terceros que no tienen la posibilidad económica de contratar desarrollistas especializados. Esa capacidad nos dife-rencia a la hora de ofrecer servicios y obviamente esto se percibe también en los honorarios.
Recuerdo que hace unos años encontramos como otro “nicho” que eran los stands para exposiciones; teníamos conocimientos técnicos de arquitectura y diseño (había que estar muy aggiornado con las formas que gustan) pero también habíamos desarro-llado conocimiento constructivo y de gestión. Así lle-gamos a ser responsables de los stands de empresas tales como Telecom, Quilmes, Stet. Pero no solo de ex-posiciones en Argentina: llegamos a realizar stands en Brasil y México. Lo cierto es que cobrábamos muy bien si se comparaba con los estándares en general o con los honorarios sugeridos por el CPAU. Pero, ¿qué parte del honorario estaba referido al proyecto y dirección de obra y cuál a la gestión de armar el stand en tiempo y forma a 3.000 ó 5.000 Km. de Buenos Aires? Evidentemente, era un servicio profesional y gestión del tipo “llave en mano” y en tal condición, el mercado lo reconocía con un honorario más elevado.
La gerencia de proyectos, por ejemplo, que ahora estudian ingenieros, economistas y directores de empresas, es una habilidad propia del arquitecto.Yo estuve tratando de or-ganizar con un instituto, cursos de gerencia de proyectos, y la enseñanza estaba basada en la aplicación de PERT y GANTT, entre otras herramientas que los arquitectos conocemos de sobra; además los cursos consistían en enseñar a emplear esquemas de organización de pro-ducción, las mismas utilizadas en las obras.
Seguramente si se busca en el MEPA –entiéndase bien, lo que quiero es ampliar sus contenidos y no ir en su contra- es difícil que encontremos descriptas algunas de las tareas que los arquitectos desempeñamos usualmente y que exceden el proyecto y dirección de obras. Pero creo que justamente es ésa la dirección en la que hay que trabajar: a partir del CPAU, y de su documento doctrinario –el MEPA– debería surgir una línea de acción a partir de la cual ofrecer otros servicios profesionales complementarios, que tengan directa influencia en el nivel de las retribuciones económicas.
DRA: Vayamos pues, al procedimiento para calcular los honorarios profesionales, sean éstos de proyecto y dirección de obras o de otros servicios.
FH: Al respecto, quisiera ilustrar acerca de una teoría que aprendí en un curso de administración de empresas.
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